
Decido no buscar mas y me tiro a la piscina a salvar a mi hermano, cruzo por debajo del agua hacia la superficie pero ya no veo a mi hermano ni escucho las risas, a cambio siento a las aves, gaviotas blancas, suaves y enormes, gigantescas como un caballo, su grito parece ensordecer mi mente, el sol ilumina con toda su fuerza y distingo tierra a la vista, nado hasta lograr tocar la arena y veo en la orilla a mi hermano tirado intento correr con dificultad ya que el mar limita notablemente mis extremidades, logro salir y voy hacia el le grito para ver si reacciona, lo tomo y volteo su cuerpo, parece respirar veo que su pecho se mueve aun con fuerza, lo llamo por su nombre pero no parece despertar.
Siento que algo se acerca por mi espalda, volteo mi cabeza en un crujido suave de mis vértebras y veo a una enorme gaviota con la mirada punzante fija en mi hermano inconsciente, la maldita sin pensarlo dos veces me lo arrebata de mis brazos, intento quitárselo pero ella me levanta junto con el, ya no resistía, no podía seguir aguantando el zamarreo feroz el ave y caí, con la imagen terrorífica de cómo la maldita desgarraba por partes a mi hermano quien despertó en grito y ya sin vida cae sin piernas a la arena donde la gaviota termina de destrozar y sintiendo como las otras feroces no demoraban en llegar por el olor a la sangre fresca derramada de su cuerpo.
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