jueves, 6 de marzo de 2008

Gaviotas Gigantes

Estaba en la cocina, quieta como una estatua frente a la puerta que conduce hacia el jardín trasero, escucho risas, muchas risas que me parecen familiares y decido ir hacia ellas, llego al jardín y veo a mi madre, mi abuela y mis tías. Se ríen como si fuera algo nuevo para ellas, como si nunca hubiesen experimentado la risa, parece que de pronto fueran a morir en una carcajada. Siento algo extraño en mi, no logro entender el motivo de tanta alegría y me apronto a ver a mi derecha, distingo a mi hermano en la piscina nadando sin poder llegar a la orilla, la longitud de la piscina parece crecer a cada momento temo meterme siento que no podré salir nunca, pero veo como cae en desesperación, parece que sus brazos llegaran al limite de sus fuerzas, caigo en pánico busco a mi Papá pero parece no hallarse en ningún rincón de la casa.
Decido no buscar mas y me tiro a la piscina a salvar a mi hermano, cruzo por debajo del agua hacia la superficie pero ya no veo a mi hermano ni escucho las risas, a cambio siento a las aves, gaviotas blancas, suaves y enormes, gigantescas como un caballo, su grito parece ensordecer mi mente, el sol ilumina con toda su fuerza y distingo tierra a la vista, nado hasta lograr tocar la arena y veo en la orilla a mi hermano tirado intento correr con dificultad ya que el mar limita notablemente mis extremidades, logro salir y voy hacia el le grito para ver si reacciona, lo tomo y volteo su cuerpo, parece respirar veo que su pecho se mueve aun con fuerza, lo llamo por su nombre pero no parece despertar.
Siento que algo se acerca por mi espalda, volteo mi cabeza en un crujido suave de mis vértebras y veo a una enorme gaviota con la mirada punzante fija en mi hermano inconsciente, la maldita sin pensarlo dos veces me lo arrebata de mis brazos, intento quitárselo pero ella me levanta junto con el, ya no resistía, no podía seguir aguantando el zamarreo feroz el ave y caí, con la imagen terrorífica de cómo la maldita desgarraba por partes a mi hermano quien despertó en grito y ya sin vida cae sin piernas a la arena donde la gaviota termina de destrozar y sintiendo como las otras feroces no demoraban en llegar por el olor a la sangre fresca derramada de su cuerpo.

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